viernes, 16 de agosto de 2013

LA AMISTAD.




¿Te has preguntado alguna vez por que los jóvenes sufrimos de una forma u otra? Ya sea por amor, amistad e incluso por algún profesor. Dejamos que nuestros días se arruinen por una simple excusa o en el peor de los casos, una palabra. Hoy solo quiero que hablemos un poco sobre LA AMISTAD.

A mí personalmente, jamás me ha ido bien en las amistades. Cuando estaba en la escuela sufrí de bullying; tenia compañeras con las que pasaba buenos momentos y una amiga, aquella que me contaba todo a cerca de su vida pero a la que fui incapaz de contarle alguno de mis secretos por miedo a que se los dijera a los demás. Si, también cuento con graves problemas de confianza. No confío en nadie, ni siquiera en mi mama, gracias a un familiar que me la arruino por completo pero esa ya es otra historia de mi vida.

Tuve una mejor amiga desde que tenía 5 años pero ella también se fue alejando como todas las demás y nuevamente recurría al sufrimiento de no tener en quien confiar, con quien hablar de chicos y nada más. También está mi hermana, pero nuestra relación es algo extraña. Sonara raro, pero tenemos una gran confianza vía facebook pero luego cuando la red social no está de por medio, es como si fuéramos personas totalmente distintas.

Y para resumir mi largo camino de amistades, hace casi 7 meses conocí a la chica que es actualmente mí mejor amiga. Problemas nunca fallan y el nuestro fue conocernos a través de dos computadoras. Ella viviendo en la punta de mi continente y yo, al otro extremo del de ella. Irónica, la vida es irónica. A pesar de pelearnos como locas y decirnos cosas que al final del día fueron las más hirientes, se que ella estará para mí y yo para ella. La distancia no ha sido un impedimento, nos vemos a través de Skype y cuando ella mira directamente a la cámara es como si estuviera mirándome a los ojos.
A veces me aterra el que se dé cuenta de algunos de mis más oscuros secretos, pero recuerdo que solo observa a la cámara, y también que algún día yo tendré que contarle aquello de lo que no soy capaz de decir. Hemos pasado por tanto y a la vez hemos vivido tan poco juntas, y pesar del poco tiempo tenemos miles de historias por contar como la primera vez que nos vimos las caras y duramos hablando por más de dos horas. Uno de los mejores momentos. ¿Y por qué no? Esa vez que nos peleamos y llore sin parar, pero sabes, no tienes un hermoso arcoíris sin un poco de lluvia y como dicen por ahí: al final del arcoíris siempre encontraras lo mejor.

Y por otro lado, esta mi mejor amigo con quien comparto clases. Aquel con el que me pelee a finales de mi primer semestre y pensé en jamás hablarle porque era la persona más creída que conocía, aquel al que he aprendido a valorar y aunque muchas veces le diga que no, a quererle también; aquel que muchas veces no entiende nada de lo que digo, al que cada día le digo las peores cosas y las toma como sinceridad. Ese chico con el que me entiendo de la mejor manera que puede haber. Tenemos problemas tan parecidos y siempre estamos aconsejándonos mutuamente. Nos guardamos secretos aunque para mi es algo normal ya. Hace poco me “confesó” algo de él y sinceramente fue algo doloroso que se lo hubiese dicho antes a casi media universidad que a mí, aquella a la que llama “mejor amiga”; pero vale, esos son problemas del pasado. No te contare mucho sobre él, porque a pesar de ser mi mejor amigo no sé nada de él.

No pretendo darte lástima con mi historia, solo quiero que te adentres un poquito más en mi mundo. Ahora sí, entrando en materia: las amistades. Hay amistades buenas y duraderas, de esas que ni el viento puede llevarse lejos de ti, de esas que el tiempo jamás podrá separar, esas amistades que son dignas de admirar, esas que duran años y que a pesar de todo lo malo que se les atraviese en su camino, siguen fuertes como un roble. Hay amistades pasajeras, de esas que conoces en un campamento o incluso en el consultorio del dentista, son lindas porque apenas ves a esa persona sientes ese hilo invisible que los está uniendo; esa amistad a la que no veras mas pero que sabes muy dentro de ti, jamás olvidaras. Y por último, pero menos importante… esas amistades que hacen daño, esas que no traen nada bueno a tu vida, solo maldad y envidia; esas son esas amistades en las que aquel que dice ser tu mejor amigo es quien más rápido te traiciona, esas que solo te hacen llorar de tristeza y no de felicidad, esas en las que sabes que esperar: la maldad.


Y tú mi querido amigo ¿en cuál de estas te encuentras?